La restricción presupuestaria es uno de los principales obstáculos de cualquier administración gubernamental para llevar adelante la gestión pública. La innovación y el levantamiento de ciudades inteligentes (“smart cities”) no escapan de esta realidad, y de hecho, pueden ser de las más afectadas por no representar una necesidad inmediata. Sin embargo, el sector público cuenta con herramientas en materia de contratación como lo son las alianzas con el sector privado para poder llevar adelante los emprendimientos destinados al desarrollo de ciudades inteligentes.
Un ejemplo o caso de éxito de esto último es la Ciudad de Kansas City que en 2015 firmó una alianza con dos compañías importantes de telecomunicaciones (Cisco y Sprint) para poder llevar adelante un proyecto que tenía dos principales objetivos:
Red wifi gratuita para los ciudadanos que estuviesen transitando por la localidad destinada al proyecto.
La instalación de kioscos interactivos para acceder a la web y permitirle a los transeúntes poder conectarse para obtener información de eventos de la ciudad, historia, servicios de transporte y negocios locales, además de funcionar como sistemas alternativos de alertas de emergencia en caso de ser necesario.
Este proyecto tuvo un costo estimado de US $16 millones, y gracias a la alianza con el sector privado, Kansas City sólo tuvo que aportar US $3,7 millones del monto total. Los inversionistas privados colocaron el resto de la inversión y no recibieron ningún tipo de retorno monetario directo. En contraprestación, las dos compañías recibieron derechos para acceder de manera exclusiva a los datos generados tanto por los kioscos como por la red wifi.
Es así como la colaboración público-privado abre distintas puertas u oportunidades a la administración pública para emprender sus proyectos en cuanto al desarrollo de ciudades inteligentes. Al respecto, es necesario mencionar ciertas prácticas claves para poder lograr una asociación exitosa y así asegurar la ejecución del proyecto.
Comenzar con el objetivo final: Es necesario definir los resultados esperados de la colaboración. Tener claro las necesidades que se intentan resolver y los objetivos que se planean alcanzar permitirá elaborar un proyecto más preciso.
Registrar los activos disponibles: Un paso importante es reconocer los activos disponibles de la administración, ya sean monetarios, materiales o intelectuales. Una vez identificados los activos, se podrá planificar cómo utilizarlos en caso de ser útiles para el proyecto.
Entender el modelo de negocio: Es necesario saber y entender cuál es el modelo de ingresos o beneficios que permitirán la viabilidad del proyecto.
Es necesario pensar en un modelo que sea financieramente autosostenible que no dependa de una inversión significativa en el futuro para poder mantenerse en funcionamiento.
Desarrollar un caso de negocio para atraer alianzas: El gobierno o ente tiene como tarea fundamental presentar un caso de negocio que haga entender a instituciones privadas el valor potencial de formar parte de la alianza.
Esto no debe ser necesariamente una generación de ingresos monetarios por el proyecto. Pueden ser beneficios como los mencionados en el proyecto de Kansas City que le permitió a las empresas de telecomunicaciones poder obtener información y utilizarla para replantear sus productos y servicios.
Construir apoyo local: Es necesario que los ciudadanos o cualquier posible beneficiado del proyecto estén informados de los beneficios que podrían recibir por parte del proyecto.
Las instituciones privadas son más proclives a colaborar en alianzas con el sector público que le permitan tener visibilidad ante potenciales clientes. En ese sentido, si los ciudadanos tienen la capacidad de asociar los beneficios del proyecto con la institución privada, esta última verá beneficioso aportar en el proyecto.
Por último, es necesario destacar que las alianzas público-privadas son cada vez más comunes a nivel de gobiernos locales. Las instituciones privadas buscan generar impacto en sus comunidades y es allí donde la administración pública tiene la oportunidad de orientar estos esfuerzos hacia el desarrollo de ciudades inteligentes.
Fuentes
Deloitte (2017). Funding and financing smart cities.
Deloitte (2018). Using public-private partnerships to advance smart cities. Part two: Funding and financing smart cities series.