Tener la capacidad de almacenar, procesar y analizar grandes volúmenes de datos, permiten a los funcionarios públicos evolucionar su gestión, ayudando a tomar decisiones de manera más rápida y precisa. Los gobiernos que destinan esfuerzos en mejorar sus plataformas de datos, han cambiado la toma de decisiones basadas en intuiciones y repeticiones de procesos obsoletos, a toma de decisiones basadas en datos.
Hay distintas formas en las que se pueden aprovechar los datos levantados dentro del entorno urbano para así poder tomar mejores decisiones durante la gestión de los servicios. Algunos ejemplos son:
En general la gestión de los datos permite desarrollar herramientas tecnológicas que dan una ventaja a la gestión pública, aplicadas en acciones como:
Estos datos urbanos no solo pueden ser generados a través de dispositivos especializados como sensores, sino que pueden ser generados también por los propios ciudadanos o funcionarios a través de dispositivos móviles, mediante interacción en redes sociales, digitalización de data existente o a través de diversas aplicaciones. Al ver los datos como recursos valiosos, surge la necesidad de protección de la privacidad y la importancia de políticas transparentes que permitan el flujo de datos y al mismo tiempo garanticen la seguridad de los usuarios.
En general gracias a estos grandes volúmenes de datos o “big data”, los gobiernos locales pueden descubrir necesidades en tiempo real o cambios en patrones de comportamiento de los ciudadanos, siendo capaces así de dar respuesta inmediata a problemas y buscar modos más eficaces para la administración de servicios. Hoy en día, los datos son el activo más valioso de las ciudades y una parte esencial dentro del concepto de ciudad inteligente.